martes, 28 de diciembre de 2010

La nueva ilusión se llama Gimnasia.

Interrumpido el proceso de River apenas iniciado, llego a Gimnasia con las ganas de trabajar intactas. Sé que afronto una situación sumamente difícil, pero esperanzadora. El promedio y el puesto que ocupó en el último torneo indican problemas que hay que solucionar con urgencia, aunque la calidad de muchos de sus jugadores y la posibilidad de incorporar otros cuatro para elevar el nivel, permiten alimentar la ilusión de hacer un equipo competitivo capaz de sumar los puntos que necesita haciendo buen fútbol. Tratar de jugar bien, o al menos lo mejor que uno pueda, no es una opción desde mi punto de vista, sino el camino mas lógico y racional para alcanzar el objetivo. Por eso no dejo de asombrarme cuando escucho reiteradamente que "ahora hay que ganar y después ya jugaremos mejor" o cosas por el estilo. Porque si para ganar hay que jugar mal, no veo por qué hay que cambiar de modelo mas adelante una vez conseguidos los puntos que se buscan. Creo que aún se relaciona jugar bien con despreocupación por el resultado y como esa idea no la podemos cambiar hablando, lo mejor que podemos hacer en Gimnasia es jugar bien y ganar. Y eso intentaremos con toda nuestra experiencia, conocimiento, voluntad y optimismo, que me parece está faltando. Debemos ser optimistas porque tenemos razones para serlo. Hay buenos jugadores y contamos con el apoyo inicial de la hinchada que nunca pierde la esperanza y de ese modo nos trasmite fe y seguridad. Es el momento, precisamente, de estar todos juntos: jugadores, cuerpo técnico, dirigentes y la hinchada. Juntos seremos mas fuertes y alcanzaremos lo que nos proponemos en principio: dejar a Gimnasia en primera división. Quiero agradecer a la gente el recibimiento que me hicieron y la confianza que me brindaron. Nunca lo olvidaré y trataré de estar siempre a la altura de ese afecto. Gracias, y la seguimos.