Ultimos comodos

Huracàn es el escenario donde me toca vivir las experiencias mas dispares e inesperadas. Al llegar, la derrota con un equipo que habia que reconstruir y la ira de cierta parte del publico, con razòn porque despuès de una brillante insinuaciòn frente a River (3 a 3), jugamos entre mal y muy mal. Despuès la apariciòn del equipo que reviviò el sentimiento futbolistico no solo de los hinchas de Huracàn quienes exhibian orgullosos su identidad de toda la vida, sino de casi todo el pueblo argentino. Un equipo que extendiò la revoluciòn del toque a buena parte del mundo. De ese Huracàn pulcro, inclusive muchas veces brillante, hubo noticias en España, Italia, Francia, Alemania, Grecia, y otros paises europeos. Tambièn, por supuesto, en toda Latinoamèrica. Al menos hablo desde donde me hicieron entrevistas. Nacia una gigantesca ilusiòn. Una esperanza de alegria que se fuè incorporando a nuestras vidas como algo maravilloso en tiempos donde no es fàcil vivir con esperanza. Al contrario, un tiempo de crisis provocada por los poderosos y que pagamos los demàs, donde se le niega el trabajo y una vida digna a la mayorìa de la gente. El equipo tenia apenas 19 partidos, lo que dura un torneo en Argentina. Llegamos al ùltimo encuentro en primer lugar con 1 punto a nuestro favor. Solo los errores puntuales, decisivos, y precisos del arbitro Brazenas, del que nunca me olvidarè, privò a Huracàn y a todo un barrio alborotado de alegria, de un titulo que habiamos merecido por haber jugado mejor que todos. El asunto era continuar con ese equipo, consolidar la ilusiòn y el buen juego y volver a disputar entre los mejores, el titulo de campeòn. Solo habia que esperar 4 meses mas, que le vendrian muy bien a los chicos que acababan de empezar para continuar con su crecimiento. Pero el dinero pone todo patas para arriba, y en un mes, como si hubiera entrado un elefante en un jardin recièn sembrado, se destruyò todo. Y particularmente nuestra ilusiòn, dejàndonos caras de tontos. Habiamos creido que los profetas del dolar nos iban a respetar. Habiamos pensado que quizà la gente con dinero se acercaria al club para retener a todos y continuar con lo que acababa de empezar. Ni una cosa ni la otra. Y con el torneo empezado se incorporaron de prisa, algunos jugadores para sustituir a los que se fueron. Sin tiempo de preparaciòn y con muchos de los jugadores provenientes de una prolongada inactividad, nos encontramos ahora en medio de un pantano dificil de transitar. Estamos ultimos con un punto conseguido de 15 en disputa y con apenas algunos rasgos de la identidad pisoteada por el negocio. Peor imposible. Pero nos quedan algunas cosas importantes. El orgullo de un plantel herido. El apoyo conmovedor de la gente y las ganas de un cuerpo tècnico que no se resigna a este presente. Haremos los esfuerzos que hagan falta, pero sacaremos a Huracàn de este pozo inmerecido. Nunca habia vivido un comienzo tan malo en cuanto a resultados. Pero tampoco nunca habia salido de una cancha ovacionado por la gente despuès deuna derrota tan abultada como contra Estudiantes. Y eso es un estìmulo lo suficientemente fuerte como para seguir insistiendo. Ahora nos espera Velez, quìzà el mejor equipo del momento, con una realidad absolutamente opuesta a la de Huracàn. Al excelente plantel de la temporada pasada le sumó a Caruso, a mi juicio el mejor delantero del futbol argentino (de los que juegan en Argentina, quiero decir). Es decir un desafio al estilo de los molinos de viento de nuestro amigo Quijote. Despuès les cuento.